martes, 4 de junio de 2013

Guirles-Campos al risco de Mataelvicial. La Pedriza.





Hace años subía por el camino a escalar la vía Mayayo, mis ojos se iban a esa fisura desplomada que acababa en una estrecha chimenea. ¡Qué línea más audaz! Pensada, calculada y finalmente escalada por esa potente y famosa cordada: Daniel Guirles y Luis Campos. 






Yo todavía no me sentía preparado para afrontar este tipo de vía. Con el paso de los años se acumula “algo” de experiencia y se gesta un poco de arrojo y valentía. No tengo otro compañero al que engañar, es a Félix a quien acudo.

¿Puedo arrojar un guante? Y le digo el nombre de la vía. Mira arriba y mira abajo. Uff… Eso requiere mucho esfuerzo.
Podemos, si queremos; lo haremos. ¿Acaso antes no se escalaba?
Un día nublado y húmedo intentamos subir. El comienzo de la vía es un manantial, y vemos que rezuma agua la famosa grieta. Esa jornada disfrutamos de algo pequeño pero con mucho sabor (en otro post se contará)



Ya, otro día mucho mejor iluminado, con las pilas cargadas y la motivación más absoluta nos metemos en faena.




Sigue mojado el comienzo, hasta el jardín donde los árboles aguardan la compañía del asegurador nervioso que mira atentamente al compañero progresar por el desplome.

Empalmamos los dos primeros largos, puesto que la primera reunión original es colgada y no queremos originar un factor 2 en la temida chimenea expuesta. Ahora cuento…
Comenzamos trepando un bloque, un primer buril castizo, típico de Daniel Guirles se ofrece a ser chapado. Bavaresa difícil, contorsiones, un clavo de “V” que te deja respirar otro friend, un buril inútil que te pide ser pisado, diedro fisurado y otro buril. Estoy en la primera reunión jadeando. En artificial es una progresión casi sencilla, en libre… imagino a Tino con Kristo ahí metidos.




Ya veo la chimenea, chapo el puente de roca con cordino de 3 milímetros y refuerzo con un Alien Amarillo. Inserto el Camalot del 5 y pienso: De aquí ya no paso. ¡Vooy muy contento!

Tino me contaba hace tiempo que el Kristo se tuvo que quitar el casco en medio de la chimenea. Voy entendiendo todo.
Los primeros metros son quizás angustiosos, pero vas empotrando y respirando. Te dices a ti mismo: no es para tanto. Y no lo es ciertamente. A los pocos metros introduzco mi flamante friend del número 6. Hermano y amigo de mi Big-Bro que reposa en casa silencioso. Lo hubiera usado sin duda.





No va siendo para tanto, llego a la mitad protejo con un Camalot del 3 y otro del 2. Me auto-animo y sigo subiendo en una chimenea mucho más sencilla pero más impresionante, vertical y algo abierta. Alcanzo una seta temeroso, pero consigo salir a la reunión de los cáncamos. No era para tanto, aunque sin duda algo tienes que escalar. Muy contento y canturreando recupero cuerda a Félix que sube rápidamente, le oigo respirar por la resonancia en la chimenea. 



El siguiente largo no es “manco” travesía con péndulo (famoso Dúlfer) y escalada con seguros lejos. En lo fácil (Vº) no hay nada, pero viene un paso con un buril fiable, otro más en un pequeño resalte. Hay que mirar bien. Salimos corriendo a una fisura horizontal para friends.









Ante nosotros el estético espolón de Mataelvicial, con su chorrera blanquecina y ristra de buriles ¿del año 73? Parece que aguantarán. Son Guirles.





Un par de chapas recuperables y cintas cuelgan en el portamaterial. Voy sacando esos pasitos finos. Llego al último buril sin chapa y… ¡maldición! No me entra la chapa… menos mal que tengo un buen pie. Me desgasto haciendo una tanca con una cinta estrecha. Sudores…









Salir por el filo, necesitas mucha técnica en adherencia crujiente de granito arenoso y musgo. Cómoda reunión con vistas en la antecima.
Sube Félix sorprendido de los bellos pasos. Nos queda un largo para hacer cumbre.










Hay que destrepar por unas hueveras, dar una zancada al collado que separa las dos cumbres y subir por un canalizo hasta la “oreja” del bloque donde con algún friend aseguraremos al compañero. Entretenidos pasos, con vistas y el consiguiente morbo de tener la mala suerte de tropezar. 




Disfrutamos de la cima, dos amigos muy contentos después de cumplir un sueño, una idea. La Guirles-Campos ya la tenemos y hemos subido muy dignamente.

Bajamos y no recuerdo si lo celebramos, porque ha pasado más de un mes hasta que me pongo a teclear. Hemos celebrado tanto desde esos días, todo ha salido como esperábamos; todo es un progreso a más y mejor. Afortunados de nosotros.

Espero no ser pedante, pretendo que se entienda lo que quiero transmitir. Y si usted, querido lector de blog; quisiera de verdad subir por la Guirles-Campos, solamente tendría que proponérselo.

Ánimo, no es tan fiera la bestia. (Como se suele decir)

Gracias a Félix, compañero indispensable para vías serias. O el único que se deja engañar.


Datos útiles para repetir la vía:

Nosotros utilizamos una cuerda de 70 metros, unas 10 cintas variadas (anillos largos) Un juego de Totem-Cam y un juego de Camalots con los números: 1, 2, 3 (dos piezas), 4 (dos piezas), 5 y 6 (éste último Wild-Country) Es útil el Alien amarillo (primera reunión y dúlfer) No utilizamos más friends ni los fisureros. Chapas recuperables, para el primer buril sin chapa del cuarto largo, y para el segundo una cinta fina... o una chapa Soleymieux de Kong que entra, no como las clásicas "abrebotellas". Tirar de recursos. 
Para mirar más información de la vía tenemos la guía de La pedriza de N.Luján y D.Zapata, pero no haremos mucho caso a los grados.

Primera ascensión en libre excepto el péndulo: José Manuel Velazquez-Gaztelu y Tino Núñez. Años más tarde Luis Gómez alias "Cuatro caras" libera el péndulo y propone 7b+ (ya lo verás)

Se rapela desde dos argollas de la cumbre principal. El primer rápel es volado, a la primera reunión de la vía Mayayo (dos argollas) de ahí al suelo. Las cuerdas rozan un poco.